La clave para soltar el deseo: gratitud

La gran mayoría de la gente se la pasa mirando hacia afuera: resolviendo problemas, acumulando dinero, buscando posesiones materiales, viajando a nuevas ciudades, cambiando de un trabajo a otro, creyendo que la realización y la plenitud se encuentra en un lugar externo. ¿Qué pensarías si te digo que todo aquello que estás buscando ya lo tienes dentro de ti?

Muy en el fondo de nuestro océano interno lo que todos buscamos es paz y amor, buscamos quietud, detener la turbulencia mental a la que ya nos acostumbramos y experimentar un estado de unidad con todo lo que nos rodea, buscamos amar y ser amados, buscamos alegría y regocijo, buscamos conexión. En el fondo todos queremos dejar de sufrir y ser plenamente felices

¿Y a qué sabe la verdadera felicidad? ¿alguna vez has buscado una experiencia tan ansiosamente que cuando la viviste te decepcionaste un poco? Comprar el auto de tus sueños para luego decir: ¿esta era mi felicidad? ¿cambiar de un equipo de trabajo a otro para darte cuenta de que el nuevo trabajo sigue sin llenarte? La verdadera felicidad no depende de circunstancias externas, es un estado en el que sea lo que suceda en el mundo exterior tú sigues lleno de amor y paz, lleno de gracia. Y se encuentra en el momento presente, en el aquí y el ahora.

El presente solamente lo puedes vivir totalmente cuando aprendes a vaciarte de pensamientos y emociones, sólo entonces puedes estar bien atento a cada pequeño detalle de tu experiencia y gozar más. Desear algo en el futuro, alguna cosa o experiencia particular sesga tu perspectiva del momento presente. Es como si tu mente fuera un cielo despejado y un deseo fuera una nube que te impide ver con claridad. La verdadera felicidad implica soltar todos tus deseos del futuro.

Pero la mente se asusta y dice: ¿soltar mis deseos? ¿dónde voy a quedar yo? ¡qué miedo! ¡si suelto mis deseos no se van a cumplir! ¡estás loco! Abandonarte en el verdadero amor consiste en confiar en que soltando los deseos te sentirás más libre y ligero. Es confiar en que aquello que deseas se manifestará en el momento oportuno si es para tu mayor beneficio y de los demás. No tiene sentido apegarte al deseo, ¿has notado cómo se sufre cuando te aferras fuertemente a uno?

Cuando practicas el soltar tus deseos por un tiempo, de repente comprendes claramente cómo la vida no te abandona, la vida te sigue ofreciendo las experiencias que necesitas para tu crecimiento y evolución. Los deseos que tanto anhelabas se cumplen. Tus sueños se hacen realidad, no es un cliché, la vida sí es está diseñada para que experimentes tus sueños. Pero la clave está en el desapego, en no necesitar aquello que deseas. Imagina poder desear cosas y experiencias pero no necesitándolas, permaneciendo libre. Y aún así manifestándolas.

Algo que te puede ayudar mucho a soltar tus deseos es la práctica de la gratitud. El deseo nace de la base de que no tienes aquello que deseas. La gratitud parte del reconocimiento de que ya tienes aquello que deseas. Puede que ya tengas físicamente aquello por lo que estás agradecido, o puede que no, lo importante es que sientas el objeto de tu gratitud como si estuviera ya aquí contigo. El deseo nace del miedo, la gratitud nace del amor. Desear te hace sufrir, te llena la mente, te contamina cuando te aferras a ello, te hace tomar decisiones estúpidas, aceleradas. Ser agradecido vacía tu mente y te hace entrar en tu corazón, te llena de amor, te moviliza positivamente, te pone en la dirección correcta.

¿Y cómo le hago? Puedes empezar agradeciendo todas las pequeñas cosas que ya están en tu vida: lo que desayunaste hoy, tener salud, un lugar donde dormir con sábanas calientitas, agua, baño, un café, una toalla, el sol a mediodía, el canto de los pájaros, el sofá de tu sala, poder caminar, un hermoso libro… después puedes agradecer estar rodeado por tus seres queridos, tener un trabajo, fuente de ingresos, agradecer tu estilo de vida… ¡Agradece todo lo que se te antoje agradecer! Pero procura que sea una intención real, auténtica, no forzada. Quizás al inicio se sienta forzada, es normal, pero pronto cambiará tu experiencia. Hazlo un hábito prioritario.

Cuando no estás acostumbrado a practicar gratitud puedes empezar escribiendo un diario. Te puede beneficiar mucho dejarlo en tu buró al lado de tu cama y todas las noches escribir 5 cosas por las que estuviste agradecido hoy. Después de un tiempo puedes cultivar gratitud de forma natural, cada que lo sientas, cada que te nazca, en el momento que desees. Al ir manejando, después de haber visto a un amigo que tenías tiempo sin ver, al haber tomado una buena ducha, al comer algo rico, etc.

Puedes agradecer situaciones y experiencias con puros pensamientos o puedes verbalizar, si estás solo puedes decir en voz alta “Gracias por esta bella experiencia”. Lo importante no es tanto cómo agradezcas, sino la intención que tengas, busca que el sentimiento salga directo de tu corazón. Es muy sencillo. Y poco a poco, podrás ponerte en contacto con la emoción de la gratitud. ¡Realmente se puede sentir en el corazón! ¡incluso eventualmente puedes llegar a llorar de tanta gratitud! ¡hay infinidad de razones por las cuales estar agradecido con la vida en este momento, simplemente búscalas! Si no sientes esto ahorita no te desanimes, practica, la clave está en convertir a la gratitud en una forma de vivir. Ser capaz de invitar a la emoción cada que se ofrezca, cada que lo sientas.

Una persona verdaderamente agradecida siempre encuentra nuevas razones por las cuales estar agradecida. A la vida le encanta darle buenas experiencias a la gente agradecida. ¡Es irónico! Entre menos cosas deseas y más agradecido te vuelves la vida se encarga de darte nuevas razones por las cuales estar más y más agradecido. ¡Tu vida se convierte en una bendición! En un éxtasis, en una danza constante, momento a momento. Llegará el momento en que habrás regresado a casa: al amor, a la paz. En vez de vivir una vida de quejas, de insatisfacción, vivirás una vida de celebración, de alegría.

Si un emperador es desagradecido, automáticamente se convierte en un mendigo. Si un mendigo es agradecido, automáticamente se convierte en un emperador. La felicidad es un estado interno, no un lugar externo. Te invito a que te conviertas en un auténtico emperador. Gracias por abrirte a la oportunidad de leer este artículo 🙂

Acerca del autor

David es el fundador y director de Libera Mindfulness. Está certificado como facilitador por el Instituto Mexicano de Mindfulness. Se recuperó del Síndrome de Tourette y de Trastorno Bipolar: es lo que más lo motiva a enseñar. Se dedica de tiempo completo a impartir cursos, talleres y retiros de mindfulness.

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