La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer los sentimientos y emociones propias y ajenas. Ser inconsciente emocionalmente nos lleva inevitablemente a la enfermedad y a niveles profundos de sufrimiento. Hoy en día el desarrollo de inteligencia emocional es crucial para tener una vida disfrutable, libre y feliz. La meditación en general está cobrando importancia a nivel mundial debido a los estudios que se han hecho en las últimas décadas confirmando que esta práctica milenaria mejora nuestra capacidad de manejo de emociones, no solamente para monjes sino para personas de ciudad como tú o yo. En el siguiente listado te explico cómo es que la meditación te ayuda a esto.
1.- Te sintonizas más con tu cuerpo. Una persona que está en constante contacto con su cuerpo es más consciente de las emociones que surgen en él/ella. ¿Qué tan frecuentemente sientes tus pies por dentro? ¿y tu espalda? ¿y las sensaciones de tu respiración? Todas las emociones se sienten físicamente en el cuerpo. Si todos los días ejercitas tu capacidad de atención (practicando meditación) para permanecer en el cuerpo (y no en pensamientos de futuro y pasado) te será más natural reconocer qué tipo de emoción estás sintiendo y en dónde la sientes. Quizás puedas reconocer que sientes ansiedad porque tu respiración es más pronunciada y sientes un apretón en la boca del estómago, o tal vez reconozcas que estás triste porque sientes un nudo en la garganta. Tensar la mandíbula puede ser señal de enojo y cuando sientas vergüenza probablemente sientas cómo la sangre fluye en tu cabeza.
2.- Desarrollas la capacidad de responder en vez de reaccionar. La práctica meditativa te enseña a observar las cosas como son. Tener esta perspectiva te permite seleccionar de una serie de opciones y elegir la que más creas conveniente de acuerdo a la situación que estés viviendo. ¿Qué hiciste la última vez que te estresaste? ¿levantaste la voz? ¿actuaste de manera reactiva? ¿o elegiste una respuesta apropiada para la situación? Cuando eres reactivo haces lo mismo una y otra vez, cuando sabes responder eliges tu respuesta libremente de acuerdo lo que sientes después de haber hecho una pausa y habiendo checado posibilidades. La meditación te da herramientas para que actúes de esta manera.
3.- Te das cuenta de que todas las emociones tienen un inicio y un final. ¿Te ha pasado que tienes una emoción como miedo o ansiedad y sientes que nunca se va a ir? ¿de esas ocasiones en las que sientes que te vas a sentir así para siempre? ¿qué crees? Todas las emociones se van… tarde o temprano pero se van. La meditación te permite darte cuenta de esto de manera experiencial, de tal forma que llega un momento en el que puedes sentirte mal pero al saber que la emoción se va a ir te sientes un poquito mejor. Saber que la sensación va a pasar te relaja.
4.- Dejas de identificarte con las emociones. Muy gradualmente, después de un tiempo de práctica regular de meditación vas dándote cuenta de que los pensamientos son solamente pensamientos y las emociones son solamente emociones. Son flujos de energía corriendo por tu sistema nervioso. Lentamente vas dejando de identificarte con ellas. Identificarte es decir “soy enojón” o “la ansiedad es parte de mi vida”. Identificarte es creer que tú eres la emoción, o que la emoción es parte de ti. Si te entrenas día con día para dejar de hacerle caso a las emociones negativas poco a poco dejarán de visitarte tan frecuentemente. Si ya no hay nadie a quien le afecten las emociones negativas, estas dejarán de perseguirte a donde quiera que vayas.
En resumen, la meditación te enseña el arte de aprender a vivir con cualquier emoción que experimentes. No buscamos eliminar emociones negativas y perseguir solamente emociones positivas. Más bien, aprendemos a vivir con cada una de ellas, las miramos con otra perspectiva, las abrazamos, las atendemos y cuando llega el momento en que tenemos que dejarlas ir… las liberamos.
Si te interesa aprender mindfulness en vivo en línea conmigo checa todos los detalles en esta página.
Acerca del autor
David es el fundador y director de Libera Mindfulness. Está certificado como facilitador por el Instituto Mexicano de Mindfulness. Se recuperó del Síndrome de Tourette y de Trastorno Bipolar: es lo que más lo motiva a enseñar. Se dedica de tiempo completo a impartir cursos, talleres y retiros de mindfulness. |